La pesca, uno de los grandes ‘tesoros’ de León, no acaba de arrancar como motor económico. El turismo ha caído este año al 20%

La temporada de latrucha comenzó este año en León después de Semana Santa, mientras en Asturias y Galicia lo hizo antes. Un dato objetivo, que no admite discusión. Los técnicos de la Junta tendrían sus razones, pero para quienes pretenden vivir aprovechando el potencial de la pesca en una provincia como León -casas rurales, restaurantes, comercios...- fue un fiasco del que no se repondrán ya este año.

Con 3.085 kilómetros de río, León es el paraíso truchero de Europa. En eso coinciden todos: Administración, pescadores, hosteleros.... Sirva como mejor ejemplo lo que un día escribió Miguel Delibes, el gran escritor recientemente desaparecido: “Hay que reconocer que cuando los paneles de carretera y los folletos de mano citan a León como el paraíso del pescador de truchas no están haciendo una propaganda turística gratuita. León es León y dudo mucho que ninguna otra provincia del país pueda competir con ésta en lo que atañe a la riqueza de su fauna truchera”.

Pese al potencial, los pueblos más trucheros padecen la misma enfermedad que el resto -envejecimiento y despoblación-; y es que la pesca no acaba de convertirse en el motor que podía ser, y que de hecho es en otras comunidades vecinas o en varios países del mundo entero.

¿Por qué? es la pregunta del millón. Muchos, o más bien casi todos, apuntan como gran responsable a la Junta. “Ay si esto lo tuvieran los catalanes...” es el lamento que más se escucha.

Tomás Gil nació en Laciana y vive desde hace muchos años en La Cándana. El pueblo, perteneciente al Ayuntamiento de La Vecilla, es un lugar único para la cría de los gallos con los que se preparan los mosquitos artificiales para pescar. Tiene todo: un río truchero como el Curueño, paisaje, arquitectura popular... Se nota que las cosas no son como hace 20 años, pero también se echa en falta algo más. En la zona han surgido varias casas rurales, pero las calles siguen vacías demasiados días al año para lo que podía ser una fuente de ingresos casi sin competidores.

Tomás Gil es uno de los impulsores del proyecto Ninfa, una iniciativa surgida hace cuatro años que coordina 180 pequeños establecimientos hoteleros que tienen como principal recurso la pesca. El año pasado atendieron 435 salidas; este año apenas llevan unas decenas.

La idea fue respaldada en un principio por cuatro grupos de acción local; en la actualidad son nueve de toda la Comunidad. “León es el paraíso de la pesca; no hay en Europa una provincia o un territorio como León que tenga la mitad de ríos”, destaca Tomás.

A partir de ahí, su crítica es demoledora: “A la Junta no les importa los ríos. Cobran igual al final de mes y lo que tratan es de que no venga la gente. Es penoso, pero es la realidad”.

Los grupos que están detrás de esta iniciativa, que está pendiente de un convenio con la Fundación Patrimonio Natural para ampliar sus objetivos, son cuatro de León, dos de Burgos, uno de Zamora, uno de Soria y uno de Palencia.

La crítica de Tomás no es de ahora. Se remonta a los tiempos en los que el PSOE gobernó la administración autonómica, en los años 80 del siglo pasado. El problema es que ha ido a más, y pone dos ejemplos de lo que pasa ahora mismo. “Por no informar, no informan ni a los presidentes de asociaciones de pesca. De la piscifactoría de Vegas del Condado están sacando abono, no truchas. Yo siempre digo que hasta que no consigamos cerrar la piscifactoría de Vegas, León no será León”.

Desde hace dos años los cotos se gestionan desde Valladolid, aunque la provincia castellana tenga tan pocos que se pueden contar con los dedos de una mano”. Esa gestión, y la eliminación de los cotos de pesca sin muerte que podían elegir los pescadores ha hecho que muchos de esos potenciales visitantes de León se vayan a Galicia y Asturias, porque allí tienen tramos suficientes para disfrutar una semana.

El turismo ligado a la trucha ha caído este año un 80%, según cálculos de Tomás Gil. Él mismo tiene una casa rural, El rincón del Pescador -con ocho plazas-, en Pardesivil. “El año pasado la ocupación media durante la temporada de pesca fue del 89%; este año no llegará al 20%”. Su explicación es sencilla: “Nosotros trabajamos con el autónomo, con gente de poder adquisitivo medio-alto, que no tiene vacaciones normales. Cogen una semana y se van a pescar, que es lo que más les gusta, con guía casi siempre para que le enseñenlos tramos. No puede sacar los cotos sin muerte y entonces se van”. Y añade: “Todos son trabas. León no está gobernado por León. Y como Valladolid no tiene truchas, vamos a joder a León”.

Tomás Gil, que es uno de los pocos guías de pesca profesionales que hay en España, tiene claro lo que hay que hacer. “El pescador que interesa a León no es el que viene con la lata de cerveza y el bocadillo, que se lleva las truchas y casi siempre tira al suelo la lata y el papel albal. Nosotros vivimos del señor que viene una semana a una casa de turismo rural, que come en un restaurante, que bebe una cerveza en un bar...”.

Javier Barrio es de esas personas que se intenta abrir paso en el turismo rural asociado a la pesca. Casa Cándana es su pequeño hotel. Abrió en diciembre pasado y tiene seis habitaciones. Javier y su mujer vivían en Madrid y llegaron hasta el pueblo de La Cándana huyendo de la gran ciudad. En Madrid había trabajado en banca y automoción hasta que un buen días, por sus dos hijos, pensó que lo mejor era echar tierra de por medio. “Estamos empezando. Los proyectos son siempre lentos. Yo he vivido en Madrid, pero soy de Guadalajara. Cuando decidimos venir alguien nos dijo que estábamos locos.A mucha gente le gustaría abandonar la gran ciudad, pero no se atreven”, explica.

Javier y su mujer conocían ya la zona del Curueño. “León es precioso, pero lo veo muy abandonado para las posibilidades que tiene la zona: pesca, paisaje, caza...”. Y otro vez surge un lamento: “ Si estolo tuvieran los catalanes, sería la bomba”.

Luis Alonso Luengo, colaborador de La Crónica, gran pescador y presidente del Comité Nacional de Técnicos de la Federación Española de Pesca, tiene su propia visión: “León es una provincia privilegiada en cuanto a paisajes, ríos y truchas, lo que le otorga un incalculable potencial en la explotación turística de estos recursos, si bien es cierto, que los cauces leoneses han soportado un enorme declive durante las últimas décadas que, a mi juicio, no se ha afrontado contundentemente, quizás, como en el caso de las posibilidades turístico-económicas de este singular patrimonio natural, por no haberse valorado lo suficiente y por no haberse dado administrativamente a estos aspectos la importancia y atención que merecen”, señala.

Luengo cree que tampoco serían necesarias grandes inversiones para poder conjugar los intereses lúdicos (de los pescadores en general), los deportivos (de los clubes y asociaciones deportivas) y los turísticos ( de la hostelería y el comercio). “Precisaría sólo un mayor entendimiento e implicación de las Administraciones competentes en la materia (Confederaciones Hidrográficas, Consejería de Cultura y Turismo y Consejería de Medio Ambiente) y regular el uso de los ríos dando cabida a todos estos aspectos. Otros obstáculos influyentes en este sentido, que se precisaría remover, son el carácter público de las aguas, sus usos prioritarios y la actual legislación autonómica de pesca”.

Pablo San José, vocal del Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio de León, considera también que León no puede seguir desaprovechando uno de sus grandes recursos naturales. La institución cameral quiere realizar un estudio serio. “Todos tenemos que implicarnos. Una provincia como León, con los ríos que tiene, no puede seguir por este camino”, dice San José.

La Cámara planteó esta última Semana Santa que se pudieran comer truchas en los restaurantes de la provincia, al menos durante esos días de tantos visitantes. No recibió contestación desde la Junta.

La presencia en la mesa de la trucha es complicada, según Tomás Gil, “porque en su día fomentó el furtivismo, por una sencilla razón: los restaurantes necesitaban truchas todos los días del año”. Hoy, sin embargo, hay posibles alternativas como una piscifactoria con la marca de León que bien podría suplir ese aspecto tan demandado por los hosteleros.

No se pueden casi comer pero precisamente en los primeros días próximo mes, la capital leonesaserá protagonista de una nueva edición de la Semana Internacional de la Trucha, la 44 nada menos. Será del 5 al 12 de junio y tendrá como gran objetivo, según explica la Consejería de Medio Ambiente en la página web de la Junta, los mismos con los que comenzó su andadura en 1966:“promover el turismo, aprovechando la excepcional riqueza piscícola de sus ríos”.

La Semana tendrá tres concursos: uno de pesca, otro de fotografía y un tercero de montaje para no profesionales.

Tomás, el guía de pesca de la Cándana, vuelve a la carga. Ahora para criticar un ejemplo más del abandono de la pesca en León. “El Consejo de Pesca de Castilla y León está formado por pescadores que compiten, que se conforman con poco. Callan con tener un tramo para pescar. La pena es que la Junta cuente con ellos y no con los que vivimos de la pesca”.